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“EL TRABAJO EN LA FUNDACIÓN HA SIDO EL MÁS IMPORTANTE DE MI VIDA”

Jessica Astudillo Azar

Todos la llaman “Jequi”, un apodo que nace de la abreviación de su nombre. Ella es Jessica Astudillo Azar, una figura central en todo el quehacer que realiza Fundación La Semilla en su ámbito del trabajo con las personas.

Como psicóloga clínica, coach organizacional, con una especialización en neurolingüistica y especialista en neurociencia y Gestalt, la profesional realiza acompañamiento para desarrollar competencias específicas grupales e individuales, al interior del equipo de trabajo y también apoyo terapéutico cuando se requiere, tanto a los colaboradores como a beneficiarios.

“Todos quienes acá trabajan son personas especiales. Cumplen varias funciones, lo que implica que deben desarrollar múltiples competencias. Esto se traduce en un gran desafío. Además, son personas que se ponen al servicio de otros, y es ahí donde hay que poner el foco para generar un trabajo que parta desde la dignidad, que se base en la horizontalidad y en la confianza de lo que significa el potencial humano”.

Jessica, quien hoy también forma parte del directorio, cuenta que su vínculo con la Fundación se dio de manera natural. Partió con quien es su fundadora la señora Carmen García, quien hace 28 años atrás ideó un proyecto para ir en ayuda de mujeres vulnerables. “El objetivo era capacitarlas y dotarlas de las herramientas que les permitiera romper el círculo de la vulnerabilidad. Esta idea fue creciendo con el tiempo hasta convertirse en lo que tú ves ahora”.

“Acá la figura de Héctor Nordetti ha sido clave. Trabajar con él ha significado un camino de aprendizaje, de lo cual he salido fortalecida en lo personal y profesional. Cada vez que llego a la Fundación me invade una emoción que es maravillosa y me voy con el corazón inflado de alegría. Este ha sido sin duda el trabajo más importante de mi vida”, acota Jequi. “Es en la Fundación donde aprendí a poner mis talentos al servicio del otro; soltando el miedo, las inseguridades y los prejuicios. Porque cuando estás a disposición de otro, dejas de ser tú el importante… el protagonista es el otro”.

“Me gustan los desafíos y por eso que constantemente, junto a los equipos de trabajo, los impulso a dar un paso más allá. Me considero una gestora de movimiento, pues es la manera que tenemos de hacer un camino hacia la coherencia de los objetivos que persigue la Fundación. Hay que empujar para hacer que cada vez seamos mejores personas, para conformar equipos más sólidos, y para que esa semilla que una vez se plantó, termine germinando. El potencial humano es ilimitado”.

Para Jequi este tiempo de pandemia ha significado un período de reflexión que era necesario hacer, en un proceso de crecimiento que ha sido exponencial.

Y en estas ganas de seguir avanzando, Jequi ya tiene un proyecto en mente. “Estamos trabajando en un proyecto que busca crear un área de la felicidad en la Fundación y que éste por qué no, se transforme en el objetivo número 18 de desarrollo sostenible”.

“Tenemos una gran responsabilidad para seguir formando equipos de trabajo que vivan la solidaridad con pasión, que sean capaces de producir una transformación que parta en ellos mismos y que desde acá dentro, se expanda hacia la sociedad. Creo que solo así podemos construir un mundo y un país mejor. Y nosotros como Fundación, tenemos un gran desafío en este camino”.

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